Debemos asociar una rutina a la alimentación de nuestra mascota, ya que de esta forma estamos fomentando su salud y su educación. Es fundamental establecer horarios y cantidades, ¡así como proporcionar siempre agua fresca y limpia a nuestro mejor amigo!

Cantidades 

Nuestra mascota posee diferentes necesidades calóricas en función de su edad, estilo de vida y tamaño. El alimento seco, semihúmedo o húmedo es la fuente de calorías esenciales para que nuestras mascotas puedan correr, jugar, etc. Al administrar a nuestra mascota una cantidad de pienso adecuada estaremos proporcionándole alimentos que le van a permitir mantener unos niveles de energía ideales, evitando problemas de comportamiento y salud.

Para tener una noción general de las cantidades que debemos administrar diariamente a nuestras mascotas, debemos leer la información que se encuentra en las etiquetas de los piensos. Si queremos tener una noción más rigurosa de esas mismas cantidades, debemos acudir a un médico veterinario, quien diseñará una tabla de alimentación de acuerdo con el pienso utilizado, y que responda a las necesidades específicas de nuestra mascota. Es más, en caso de que el animal tenga un cuadro específico de salud, este se considera el método de cálculo más recomendado.

Horarios

Los perros y los gatos tienen comportamientos completamente opuestos en cuanto a la hora de sus comidas. Por norma general, el perro tiende a comer pocas veces al día (de dos a tres veces) y come la cantidad de pienso que se le suministre; el gato puede comer varias veces al día (hasta veinte veces) y solamente come la cantidad de pienso que cree necesaria, como picando. Estos comportamientos son el resultado de la herencia de sus antepasados, ya que el lobo solo comía cuando tenía oportunidad, y los felinos muchas veces cazaban y guardaban la presa, dividiéndola en varias comidas pequeñas.

Al ser este el caso de los perros, debemos definir unos horarios fijos, y retirar el pienso que sobre, creando un mayor control sobre su apetito, un mayor respeto por el dueño y permitiendo la regulación de sus necesidades, ya que, en principio, harán sus necesidades en horarios específicos.

La aparición de diarrea está directamente relacionada con la consistencia de las heces, que adquieren una consistencia más líquida o pastosa, y con el aumento del número de defecaciones al día (tres o más). Puede ocasionar deshidratación debido a la pérdida elevada de líquidos en las heces y, por ello, debe tener especial cuidado en ofrecer a su mascota agua fresca y limpia.

La diarrea es un síntoma característico de varios tipos de enfermedades, principalmente enfermedades endocrinas (hormonales), enfermedades renales y enfermedades del foro digestivo (que implican órganos como el estómago, hígado y páncreas, responsables de la secreción de enzimas que ayudan a la absorción alimentaria), donde se incluyen las gastroenteritis provocadas la mayor parte de las veces por bacterias, virus o parásitos, medicamentos o alimentos (sin olvidar el agua de bebida que pueda estar contaminada).

Por regla, y si la diarrea se presenta como un síntoma aislado, la mascota terminará resolviendo este problema de manera espontánea pasados dos días. En caso de que su mascota tenga diarrea durante más de dos días, sin que haya mejora, o si existen otros síntomas asociados como presencia de sangre o moco en las heces, vómito, falta de apetito, si la mascota está muy abatida, entre otros, ¡debe contactar con su médico veterinario para que este lo pueda examinar y prescribir un tratamiento apropiado!

La obesidad es uno de los asuntos más debatidos en nuestro día a día. Se trata de un problema que afecta cada vez a más mascotas, ¡y esta tendencia está aumentando! Los animales obesos presentan un mayor riesgo de desarrollar enfermedades, que pueden disminuir su esperanza media de vida.

Al igual que en el ser humano, existen dos tipos de masa corporal, la masa magra donde se incluyen los huesos, los músculos y los órganos internos, la masa grasa que incluye la grasa visceral (la grasa que se encuentra asociada a los órganos internos) y también la grasa subcutánea, que es la que se encuentra depositada sobre la piel. Podemos considerar que un animal presenta una composición corporal apropiada cuando la energía que obtiene de los alimentos, que deben ser completos y equilibrados, es idéntica a la que utiliza para las actividades de su día a día (comer, jugar, dormir, etc.). La composición corporal del animal debe evaluarse de acuerdo con los diversos factores intrínsecos, es decir, asociados al propio animal, como la raza, edad, género, estado reproductivo (castrado o no) y estado de salud, y también a factores extrínsecos, especialmente la alimentación y el ejercicio físico, factores que producen un gran efecto en la composición corporal de nuestros animales. En la práctica clínica, cada vez es más común que observemos animales con una composición corporal inadecuada, principalmente debido a un desequilibrio nutricional (p. ej.: en la mayoría de los casos, los dueños ofrecen al animal más alimento del necesario) y a un déficit en la actividad física o sedentarismo (como la falta de tiempo por parte de los dueños para los paseos diarios).

La evaluación corporal del animal puede determinarse conforme a la evaluación de su peso actual o a través de métodos de palpación utilizando una escala de condición corporal siguiendo una escala numérica, en el caso de la figura ilustrativa presentada de cinco puntos, donde la condición corporal ideal se clasifica como tres. En caso de que considere que su mascota no posee la condición corporal ideal (igual a tres), debe consultar a su veterinario para que efectúe un diagnóstico más profundo.